miércoles, 8 de diciembre de 2010

Ahí va esa mujer del mañana

Y yo venga decir que no quería tener una niña, que quería un niño, que pa qué la parejita, que ninguna ilusión por tener una hija que son más cariñosas....
¡¡¡Pues toma niña!!!! y anda que no es inquieta la muchacha, que se pasa dia y noche entrenando para la maratón de Nueva York. Cuando nazca saldrá andando por el pasillo a conocer a los abuelos tan fresca la tía.
Bueno, no es que no la vaya a querer, claro. Mi niña ya tiene nombre y es esperada con toda la ilusión del mundo, por supuesto, pero que sea una chica le añade una dificultad que no tienen los chicos, creo yo.
Al contrario que mucha gente, no quiero que mis hijos se parezcan a mí y por eso mismo creo que hoy día educar a una niña es mucho más difícil que educar a un niño. Querría que fuera independiente pero no fría, fuerte pero no insensible, solidaria pero no ingenua. Alguno me dirá ¿y no quieres lo mismo para el chico? Sí claro, pero sigo pensando que con ellos es más fácil.
De momento, ya he dado instrucciones a las abuelas para que nunca en mi presencia le pongan a la nena una de esas coletitas en la frente, un kiki, ni le compren leotardos sin mi permiso. Es un trauma de la niñez, lo confieso.

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