martes, 24 de abril de 2012

Deberes para padres

Hasta el moño estoy de que en el cole me pongan deberes. Sí, a mí.
Víctor tiene que hacer una ficha en casa semanalmente, con un libro que trae de la biblioteca. Eso lo llevamos bien, como anticipo de los deberes diarios que le pondrán a partir del curso que viene.
Pero cada vez son más los deberes que nos ponen a los padres. Hay que disfrazarles en Halloween, Navidad, Carnaval, San Isidro y fin de curso. Llevarles de blanco para celebrar el Dia de la Paz, de verde el Día del Árbol y de negro para el entierro de la sardina.
El programa de salud cardiovascular nos tiene fritos: que si este fin de semana hay que hacer deporte en familia, que si este sábado hay que comer con la tele apagada, que si el niño tiene que hacer una comida con alimentos que nunca haya probado presentados de forma divertida...
Pero sin duda lo peor son los "libros viajeros". Como pille al que inventó los libros viajeros...
Consiste en un bloc o cuaderno grande que los niños se llevan a casa y tienen que hacer una página escribiendo en ella, pegando fotos, pegatinas, cositas de lana... movida creativa, vaya.
¡Pero la dichosa página la acaban haciendo los padres y encima con un estrés tremendo porque la página de fulanita es más bonita que la mía! El libro viajero de Víctor de este curso es de recetas y aquí nos tienes cocinando con él, haciendo las fotos, llevándolas a imprimir, recortandolas e intentando centrar a Víctor para que contara la puñetera receta. La idea es disfrutar en familia ¡Já!
Y encima, en la guarde de Mónica también nos ponen deberes, ooootro libro viajero. En este caso, una canción. Todos los compañeros de clase de Moni deben ser hijos únicos porque es imposible hacer páginas tan sofisticadas si tienes dos niños, un trabajo y una casa. ¿Por qué tienen los bebés de un año que hacer un libro viajero del que nunca jamás se van a acordar y que no van a volver a ver? Pos no sé, pero Carlos se quedó hasta la una de la mañana pegando trocitos de mis discos de algodón para que "nuestra página" tuviera algo de gracia.
Les copió una canción en catalán, por joder. Alá, bonitas, cantad cantad

jueves, 19 de abril de 2012

Te quiero hasta la altura de un dinosaurio

Estaba ya en la puerta para venir a trabajar. Unos minutos antes, estaba sujetándole para poder hacerle una cura a la que se niega dando patadas y llorando a gritos. Y al despedirme y decirle que le quiero me ha contestado eso. En el ascensor me he derrumbado, la máscara de pestañas a tomar por saco.
Estamos en unos días de dificultades, preocupaciones y tensión. Los niños nos procuran algún buen rato y alguna risa, pero cuando se dan la vuelta dejamos de disimular.
Mónica está para comérsela, tan bonita y despierta. Es más risueña y pícara de lo que era Víctor a su edad, qué lástima que nosotros tengamos tan pocas ganas de reir.
Hay veces que la única motivación que queda es que alguien te diga, minutos después de odiarte, que te quiere hasta la altura de un dinosaurio.