lunes, 12 de enero de 2009

Vuelta a la ¿normalidad?

Superadas con más o menos éxito las fiestas, volvemos a casa a nuestros quehaceres, que no rutinas porque, para variar, andamos de cambios.
Después de seis años sentada en la misma silla, haciendo lo mismo, con la misma gente y con el mismo horario de 4 a 12 de la noche, el jueves que viene mi vida profesional cambia y a lo bestia. A petición propia y para mi satisfacción y la de los que me quieren, cambio de horario, de actividad y de horario. Todo ello, creo, a mejor.
Para la mayoría sería un simple cambio de trabajo pero en mi caso supone una verdadera revolución vital por que significará de mejora de mi vida familiar y también personal, ya que estoy hasta los mismísimos de mi actual cometido y de mis amargados y amargantes compañeros.
Sé que el cambio se me puede volver en contra, sé que lo que yo creo una estimulante oportunidad de aprender y hacer algo nuevo puede convertirse en otra galera pero, qué demonios, yo estoy feliz con mis expectativas.