Unos meses antes de que naciera Víctor ya dí muestras de que iba a ser una madre rarita. En el curso de preparación al parto, con mi señor "marido" al lado, pregunté a un psicólogo infantil cómo podía conseguir que mi hijo fuera independiente. Varias miradas llenas de reproche se clavaron en mí al silencioso grito de "Ésta quiere quitárselo de encima en cuanto pueda, vaya madre"
Las primeras veces que alguien te dice que te necesita te suena muy bien. Te sientes valiosa y se te disparan las endorfinas. Pero cuando ese sentimiento se pasa de rosca...empiezan los problemas.
En mi entorno más cercano he visto madres que parecen empeñadas en que las necesiten, son "sacrificadas" madres que sólo están pendientes de su prole y, por extensión, de su marido y de su casa. De sus "obligaciones", para entendernos. A menudo llevan el pelo corto y las uñas sin pintar, de un maquillaje como Dios manda ni hablamos. Que la necesiten a una no sólo roba energías, sino todo el tiempo. Lo triste es que también roba muchas sonrisas porque son, somos, hiperresponsables y siempre hay algo de lo que ocuparse.
Cuando las he observado siempre me he preguntado si llegará un día en que se pregunten por dónde demonios se les ha ido la vida, para qué ha servido olvidarse de sí misma en favor de los demás.
Somos muchas las madres necesitadas. Como nos tienen los demás, no nos tenemos para nosotras mismas. Nos necesitamos y no nos tenemos. Somos necesitadas madres necesarias.
Estámos débiles, en el sentido físico y también a menudo en el mental, y aún así nos cargamos con el peso de la supervivencia de los demás porque, recuerden, nos necesitan.
Me necesito, me echo de menos. La maternidad y la vida en pareja me compensa, nunca he dudado de ello, pero se me está olvidando cómo es lo que tengo dentro de tanto mirar afuera.
lunes, 23 de marzo de 2009
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1 comentario:
Me uno a ti... ciertas madres (y padres, porqué no decirlo) creo que también deben considerarme una madre rarita.
Al igual que tú, también veo muy importante que mi hijo sea independiente. Creo que la gente confunde dependencia y amor: si alguien depende de ti, te necesita casi para todo es porque te quiere mucho... ¡¡buff!!
Yo tampoco quería ser una mujer con síndrome de Superwoman: no tengo ningún interés en ser la madre perfecta, la esposa maravillosa, la trabajadora número uno y la que mejor y más brillante tiene su casa... No quiero que nadie me considere imprescindible porque en esas, pierdes muchos momentos tanto tuyos como compartidos. Pero es cierto que la vida te lleva a desempeñar papeles que no dejan tiempo para ti misma... y te metes en ese círculo vicioso que acaba siendo tu vida.
Yo también me necesito y me echo de menos. No sé si la palabra compensar es la adecuada aunque, qué duda cabe ser madre y pareja trae consigo las mejores y mayores alegrías que he conocido.
Algún día te hablaré de mi momento spa de los domingos por la tarde. Mi oasis en la semana de un par de horas de duración, en el que sólo existimos yo misma y mis "tratamientos caseros" de belleza y relajación.
Besos.
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