miércoles, 26 de octubre de 2011

Blanco y negro

Nos vamos de nuestra casa. Una pirueta de la suerte nos ha "echado" inesperadamente y estamos en plena vorágine de cajas y caos, contentos por un lado y melancólicos por otro.
Han sido siete años en nuestro palomar y, como dice Carlos, entramos dos y salimos cuatro. Ahora, una transición de unos meses en un hogar temporal y después, por fin, el traslado a lo que tanto habíamos soñado y tanto hemos buscado.
Pero después de muchos meses de desgaste (económico, físico, psicológico y conyugal) por buscar casa, una nueva circunstancia nos impide sentirnos felices. El riñón de Mónica no está bien y ya no lo estará nunca. Aún tenemos pendiente una visita a la nefróloga en la que nos dirá qué tenemos que hacer ahora pero estoy convencida de que lo peor aún está por llegar.
Y si alguien me vuelve a decir que con un riñón se vive perfectamente... igual le pido uno de su hijo. Que estoy harta ya de la dichosa frasecita.

4 comentarios:

Sonia dijo...

¡Mucho ánimo!

Anónimo dijo...

Bueno, la gente intenta decir lo que cree te hará sentir mejor, no se lo tomes a mal.
Te deseo mucha fuerza, aunque creo que de eso tienes.

mamisigloXXI dijo...

Muchas gracias a las dos
Lo de la fuerza... me recuerda a una frase del final de la película "Las Horas". Cuando Meryl Streep elogia a una anciana Julianne Moore por su valor y ésta responde algo así como que no hay mérito alguno cuando sólo se tiene una opción. Me encanta esta película pero sobre todo me encanta ese momento. Intentaré buscarlo textual para dejarlo aquí.
Lo dicho, gracias a ambas por el apoyo

Unknown dijo...

Ánimo mami, no se exactamente qué pasa con el riñón de Mónica, pero fuerzas!

Que la mudanza no sea tan fastidiosa y que la nueva casa sea un nuevo dulce hogar.