Mi abuela materna, a la que no conocí, decía " Que Dios no nos mande todo lo que podemos aguantar". Es cierto. Uno no piensa que soportará ver a su hija en cuidados intensivos a las pocas horas de nacer, ni que tendrá que pasar días enteros en los pasillos del hospital en pleno postparto con muchos problemas físicos sólo para que ella sienta que estas cerca... Y tampoco cree estar preparado para que le digan que el problema del riñón ha vuelto...
Para colmo de males, Víctor ha pescado un virus que le mantiene en casa con fiebre altísima, aunque esto no es grave, sólo cuestión de tiempo. Eso, unido a los cólicos de la niña, nos está dando una sensación tremenda de servicio militar en Ceuta.
Pero, por alguna razón extraña, uno está dispuesto a todo por ellos... y es algo que no deja de sorprenderme.
PD: Cinco semanas después de dar a luz, sólo peso un kilo más que cuando me quedé embarazada. Vamos, que ni Penélope Cruz.
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1 comentario:
Hey! Bravo! que bueno que escribes, he estado entrando en tu blog para ver si ya había nacido tu niña.
Qué bueno que fue solo por precaución y que no pasa nada, no te preocupes por lo del riñón, no debe ser nada y lo importante es que ha tenido atención médica y que cualquier cosa los médicos van a estar siempre ahí para ayudarte.
Muchas felicidades a los tres por la nueva integrante de la Familia. Ya pasan los sustos y ahora manos a la obra! a cuidarla mucho y darle mucho amor.
Estas experiencias nos hacen valorar aun más lo que pensamos que no puede ser más grande e importante en nuestras vidas.
Gracias por escribirme ese mensaje tan bonito y como dices, lo importante es estar positivas siempre. Un abrazo grande y no dejes de contarnos como va la peque.
Que estén de maravilla.
Vero.
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