Me estoy acostumbrando a vivir en crisis permanente, conviviendo con el caos. O eso o el colapso pero abandonar no es una opción.
Felizmente, ayer tarde fuimos capaces de romper la dinámica de niños+casa+cocina+trabajo y nos sentamos a tomar una cerveza todos juntos en una terraza. Bueno, la cerveza nos la tomamos papá y yo, claro. Puede parecer bastante estúpido pero sólo ese ratito para nosotros fue como ir de marcha, con Víctor leyendo la carta con su padre en italiano, francés, inglés y chino y Mónica conquistando a la camarera.
De regreso a casa, allí seguían las maletas a medio deshacer y la nevera vacía y también, claro, los problemas que arrastramos desde hace meses, pero por lo menos nosotros estabamos contentos y seguros de que, de nuevo, podremos con todo.
Espero que cuando empiece el cole y Mónica se adapte a la guardería todo se estabilice un poco, aunque tengo la terrible sospecha de que aparecerá algun otro obstáculo que superar. Uno o media docena, que vaya añito que llevamos.
martes, 30 de agosto de 2011
martes, 23 de agosto de 2011
De parejas
Mira que os lo tengo dicho, que tener un bebé no une a una pareja sino que, muy al contrario, la separa. Pues A y P están cada vez peor desde que han tenido a su hijo. Esperamos que remonten.
lunes, 22 de agosto de 2011
¿Dejado o acaparadora?
Ella se queja de que él no se ocupa lo suficiente de su hijo, de que todo lo tiene que hacer ella, de que él se desentiende...
Él se queja de que ella no confía en él para cuidar del niño, de que su opinión no es tenida en cuenta, de que se siente un cero a la izquierda...
Cada vez que les vemos hay más tensión entre ellos.
Él se queja de que ella no confía en él para cuidar del niño, de que su opinión no es tenida en cuenta, de que se siente un cero a la izquierda...
Cada vez que les vemos hay más tensión entre ellos.
domingo, 21 de agosto de 2011
Vida comunitaria
Ayer, tarde en la piscina de la urbanización de un familiar. Víctor se lo pasó en grande con otros niños, juguetes de otros niños y padres de otros niños. Yo me sentía un poco trasplantada en medio de tanto vecino que se sabe tu vida (la de mi familiar, se entiende) y con tanta celulitis y tanta barriga postmaternal tan cerca en tan poco espacio de cesped. Hace décadas que no piso una piscina pública pero desde luego la sensación ayer se le pareció bastante.
Comentamos la experiencia de vuelta a casa, ya que tenemos que comprarnos un piso en los próximos meses y algunos de los que hemos visto tienen piscina comunitaria tan pequeña como la de ayer. Para los niños está muy bien y desde luego ver a la pandilla correr por allí era una delicia pero no sé si yo soy tan social. Una cosa es mejorar y otra comer patatas fritas al lado de los pies del vecino.
Comentamos la experiencia de vuelta a casa, ya que tenemos que comprarnos un piso en los próximos meses y algunos de los que hemos visto tienen piscina comunitaria tan pequeña como la de ayer. Para los niños está muy bien y desde luego ver a la pandilla correr por allí era una delicia pero no sé si yo soy tan social. Una cosa es mejorar y otra comer patatas fritas al lado de los pies del vecino.
viernes, 12 de agosto de 2011
Feliz de trabajar y de volver a casa
Loca de contenta volví a trabajar. Me daban ganas de abrazar las columnas de la redacción después de nueve meses y medio fuera de aqui y a todo el que quisiera escucharme le contaba las enormes ganas que tenía de volver. Al parecer, es habitual que con el primero las mamás suframos mucho al reincorporarnos pero que con el segundo ya admitamos sin complejos que no vemos el día de volver a tener vida propia.
Pero después de unos días compruebo que el regreso al trabajo tiene otro beneficio más para mí: vuelvo a casa con unas ganas locas de ver a mis niños y me paso la tarde encantada de la vida haciéndoles caso y con Mónica en brazos. Nada que ver con el día en que según entraba Carlos por la puerta le solté a la niña, agarré las llaves del coche y salí corriendo.
Espero que con la llegada de septiembre termine de una vez este año horribilis
Pero después de unos días compruebo que el regreso al trabajo tiene otro beneficio más para mí: vuelvo a casa con unas ganas locas de ver a mis niños y me paso la tarde encantada de la vida haciéndoles caso y con Mónica en brazos. Nada que ver con el día en que según entraba Carlos por la puerta le solté a la niña, agarré las llaves del coche y salí corriendo.
Espero que con la llegada de septiembre termine de una vez este año horribilis
Yo voy, él viene
Carlos y yo nos estamos haciendo mayores el uno a la inversa del otro. Con el tiempo, yo me estoy haciendo más sociable y me intereso más por la gente. Vamos, que hasta hago favores cuando nunca me han importado gran cosa los que me rodean. Sin embargo Carlos, que era el más social de los hombres que yo haya conocido, está cambiando. Me sorprende que mientras yo me engancho a hablar con las madres de los niños en el parque, en natación o en el cole y me ponga a compartir experiencias sin pudor alguno, él no tenga el menor interés. Ni en el mundo padres ni en otros.
No es que se haya convertido en un ermitaño pero es curioso que mientras yo me planteo hacerme de facebook él diga que sólo quiere estar conmigo y con los niños, amén de un puñado de muy íntimos.
Siempre nos hemos llevado mucho la contraria. Ahora, también en ésto.
No es que se haya convertido en un ermitaño pero es curioso que mientras yo me planteo hacerme de facebook él diga que sólo quiere estar conmigo y con los niños, amén de un puñado de muy íntimos.
Siempre nos hemos llevado mucho la contraria. Ahora, también en ésto.
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